Aunque no lo parezca, puede resultar difícil definir qué es un gran deportista. Por ejemplo, ¿dónde está la línea que separa a los buenos jugadores de las auténticas leyendas? ¿Es una cuestión de técnica, de competitividad, de títulos? ¿Se podría afirmar entonces que Jack Nicklaus es tres veces mejor jugador que Nick Faldo, porque el Oso Dorado cuenta con el triple de Majors? No es tan sencillo… 

Más allá de los números y estadísticas que a todos los aficionados nos gusta aportar como prueba irrefutable de que nuestro favorito es “el mejor”, hay un par de criterios en los que todos coincidiremos: una leyenda del deporte alcanza la excelencia y la mantiene durante un extenso periodo de tiempo. Dicho de otra forma, desde su irrupción hasta su retirada, no se puede entender su deporte sin él. Recordamos su carrera, no solo un golpe (aunque también recordemos muchos).

¿Por qué estamos hablando hoy de leyendas?

Esta semana nos han llamado la atención especialmente dos noticias: en la primera de ellas leíamos que Sergio García cumplía mil semanas dentro del ranking mundial. Durante 379 de esas semanas, Sergio ha estado en el Top 10. De hecho, desde la primera vez que entró en el top ten, el 16 de enero de 2000, el 55% de la carrera de Sergio ha transcurrido entre los diez primeros. Y ya lleva entre ellos 62 semanas consecutivas.

Sergio nunca ha sido oficialmente el número uno del mundo (el último jugador español en hacerlo fue, cómo no, Severiano Ballesteros, el 19 de agosto de 1989). Pero el protagonista de nuestra segunda noticia sí lo ha sido. De hecho, marcó un inalcanzable récord de semanas consecutivas en esa posición, 264. Y por si eso no le hubiera abierto ya las puertas de la leyenda, lo superó después: 281 semanas consecutivas como número uno, para un total de 683.

Tiger Woods. En la liga de Ali. O de Jordan. Figuras para la historia, no solo del deporte. Y sin embargo, Tiger no es ahora noticia por su grandeza, sino por su “hundimiento: por primera vez desde 1996 (casi 20 años), está fuera del Top 100 mundial. En muchos artículos, se recalca también que este año firmó presentó su peor tarjeta como profesional. En no tantos, se recuerda que hace menos de un año, en mayo de 2014, encabezaba el ranking mundial.

Con este post no pretendemos (al estilo de esos perezosos artículos al inicio de su carrera) comparar a Sergio García con Tiger Woods; simplemente, queremos reflexionar sobre ese concepto a veces tan escurridizo, la “grandeza”. Fuera del golf, muchos se preguntan si Sergio “será algún día tan grande como prometía” o si Tiger “volverá alguna vez”. Pero quizás las preguntas correctas sean otras: ¿no es grande Sergio?, ¿se ha ido realmente Tiger?

La leyenda continúa creciendo, cada vez que inician un recorrido.